22 diciembre 2010

Chopicalqui


CHOPICALQUI 6,354 mnsm / Ruta Normal
Habíamos retornado de la quebrada Ishinka con una sola montaña en las manos: Urus. Hasta el momento eran solo dos las montañas que habíamos podido hacer cumbre en esta primera expedición a Cordillera Blanca.
Mientras descansábamos en la ciudad de Huaraz, nos entró la idea de subir un seis mil, de subir el Chopicalqui. Esta opción la tomamos por un punto a favor determinante: Carlos y Paúl ya habían intentado subirla el año pasado, por lo cual conocían el acceso.
Tomamos la decisión y fuimos en busca de un taxista que nos adentre por la quebrada Llanganuco hasta cerca del base del Chopi, nos recogería a la 1am en Huaraz para pasar el control en la madrugada y así evitar el control de Llanganuco.
La hora llegó. Con mucha flojera nos levantamos y sacamos nuestras mochilas al carro. Nos embarcamos los tres, y empezamos así nuestra aventura hacia nuestro primer seis mil absoluto.
Viajamos por el Callejón de Huaylas hasta Yungay, ahí tomamos el desvío por trocha carrozable hacia la quebrada Llanganuco, el control estaba levantado como lo habíamos previsto y pasamos fácil.
El taxi nos dejo en una de las curvas de la carretera desde donde entraríamos al base. Ya era de día. En el base nos encontramos con una pequeña expedición española. Decidimos ir de frente hacia el campo morrena, ya más cerca del glaciar y porteando todo nosotros mismos.
Era mi primera vez en un campo de altura sobre morrena, estaba algo cubierto de nieve. Buscamos un lugar aparente para la única tienda que llevábamos. Aquí si había más gente que en el base.
Observamos hacia abajo y vimos llegar a unos montañistas que nos eran familiares. Ya cuando estuvieron cerca los reconocimos, eran los suizos que conocimos en la quebrada Ishinka. Montaron sus tiendas cerca de las nuestras. Ahí pasamos la noche.
Al día siguiente temprano levantamos campamento y partimos encordados hacia el campo de hielo a 5600m. La experiencia fue muy grata para mí. Pasaría mi primera noche sobre hielo y a una altitud que era similar a muchas de las cumbres de esta cordillera. Podía ver el atardecer, el ocultarse el sol hacia el oeste. Era fantástico.
Por la tarde veíamos bajar cordadas que habían intentado la cima sin conseguirlo. Hasta el momento no habían podido conseguir cima las expediciones que ahí se encontraban, pese a varios intentos realizados. La abundancia de nieve fresca hacia bastante difícil abrirse paso hacia la cima de este seis mil. Como la haríamos nosotros?. Era una interrogante que teníamos que solucionar al día siguiente.
Conversamos con los suizos que atacarían el mismo día que nosotros. Les tocamos el tema de la nieve y optamos por ir todos juntos en grupo en dos cordadas, y turnándonos en el trabajo de abrir huella.
Así lo hicimos. Partieron los suizos delante de nosotros y yo delante de mi cordada. Íbamos tranquilos, a buen ritmo pese a la nieve. Ya muy cerca de la cima encontramos un paso expuesto, un cambio de lado en la arista que os presentaba una caída bastante larga hasta la base de la montaña. Había que pasar con mucho cuidado.
Venía luego una rampa en la arista y de ahí una imagen que me era muy familiar ya que la había visto tantas veces en las postales: la cumbre del Chopicalqui. Los suizos nos adelantaron hacia la cima. Cuando ellos bajaban recién nosotros entrábamos a los pasos finales.
Por fin cumbre!!! Nuestro primer seis miles ya lo habíamos conseguido. Me sentía muy bien, sin malestar alguno pese a la gran altitud. Estaba con muy buen físico y bien aclimatado. En ese momento todo era alegría para nosotros. Las fotos de rigor no se hicieron esperar. Hasta ese momento hacía buen tiempo y podíamos ver las montañas circundantes: Huascaran con su cara este, las sur de los Huandoy, Pisco, Chacararaju.
Pero no duró mucho, el clima empezó a cambiar bruscamente y se cerró con la niebla. Aquí empezaban nuestros problemas. Tratábamos de ver entre la niebla las huellas de nosotros mismos en el ascenso, pero no era muy fácil, nos costaba mucho trabajo. Luego de un buen rato de susto en esta situación logramos divisar el campo uno a lo lejos entre una ventana que se abrió entre la niebla. Seguimos el descenso y rato después ya estábamos tranquilos descansando en nuestra tienda.
Nos sentíamos bien por lo que habíamos logrado y sobre todo por haber conseguido la cima en momentos en los que otras expediciones con mucha más experiencia que la nuestra habían "rebotado". Era mi primer seis mil, mi carrera por las montañas de esta altitud había empezado.
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