20 diciembre 2010

Edelweis I y III


EDELWEIS I 5,600 msnm / III 5,500 msnm
Estos picos, que se mostraban monstruosos aquella primera ves que los vi desde la cima del Vicuñita, ahora nos alojaban en sus cimas almenos unos minutos.
Esta montaña esta formada por una agrupación de 4 picos, los cuales no figuran en el mapa y tras conversaciones con un viejo conocedor del área me mencionó que él los llamaba "edelweis" por su similitud a aquella flor europea. Entonces decidí que por el momento se llamen así hasta que encontremos sus nombres reales.
De estos cuatro picos, tres fueron escalados ya por nosotros y solo nos queda pendiente el pico IV. A mi grupo le toco ir hacia el pico III primero, para lo cual tras escalar unas empinadas rampas y aristas de hielo sobre el seco glaciar, nos dirigimos hacia la que se veía como una rocosa arista. Una ves ahí nos dimos cuenta que rocosa era, pero rocas completamente descompuestas que no permitían colocar un solo punto de seguro. Escalamos toda la arista "ajustando" y asegurando al cuerpo bien parados sobre pequeños resaltes. Llegamos a la cima del pico III y descendimos al glaciar este a espaldas de este pico, lo atravesamos en dirección hacia el collado entre los picos I y II y desde ahí ascendimos por la arista este a la cima del pico I.
Esto fue el día 29 de octubre de 2010. Este mismo día hicieron cima también en el pico I y en el pico II, el grupo que venía con los instructores Magno y Ángel.
Lo dramático fue el descenso. No había forma de salir por las mismas rutas que habíamos subido, eran demasiado peligrosas. Decidimos salir por el mismo glaciar que se unían con el glaciar del Suiricocha. Aquí empezó nuestro drama.
El glaciar estaba muy caótico, un mar de grietas gigantes y otras tantas más pequeñas y cubiertas de nieve bastante suelta. Placas inestables por todos lados esperando caernos encima. Cruzábamos con la cuerda desplegada de extremo a extremo y fijándola a cada largo. Uno tras otros nos caíamos en una u otra grieta. Atardecía ya. Desde un frente a la montaña un tercer grupo nos orientaba por radio de la posición en la que estábamos y nos indicaba el posible camino para esquivar los precipicios y grietas gigantes. Parecía que no saldríamos nunca de acá. Ultimo rapel y destrepe y ya estábamos en el seco glaciar del Suiricocha. Ya estábamos a salvo, eran más de las 5 de la tarde... y aún nos faltaba subir al paso y llegar al campo base.

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